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por NutriSmart 18 de septiembre de 2024
NutriSmart Septiembre 2024
por Pepe Márquez 3 de marzo de 2022
A la hora de contratar una conexión de internet para el hogar, difícilmente el usuario pase por alto la adquisición de un router que permita conectar varios equipos sin necesidad de utilizar cables. En una familia promedio, se contabilizan la conexión de no menos de tres smartphones, siendo estos los mejores amigos de los routers, aprovechando así la banda ancha de casa para realizar acciones que difícilmente se puedan llevar adelante con soltura con un paquete de datos (al menos que se disponga de una conexión 4G, claro). El solo hecho de actualizar y descargar nuevas apps, bajarse la última versión del sistema operativo, realizar video llamadas o disfrutar de videos en ultra HD, requieren conexiones de alta velocidad para que la frustración no sea un problema. Otro asociado indiscutible a los routers son las notebooks, quienes aprovechan su conectividad inalámbrica como principal puerta de enlace con el mundo online. Qué comprar A la hora de pensar en montar una red Wi Fi en casa, lo mejor es asesorarse y buscar mucha información a la hora de comprar un router. Los hay de muchas marcas y de distintos tipos. Lo primero que se debe determinar es el radio de cobertura que, normalmente, será toda la casa o la oficina. Dependiendo esto, la inclinación puede recaer en un router pequeño de una sola antena ideal para una casa de pocos metros cuadrados, o en un router de tres o más antenas que permitirá cubrir una extensión mayor con su señal. Una vez adquirido el router se deberá pensar en su ubicación, siendo lo correcto el centro de la oficina o la casa dado que todos los routers poseen antenas omnidireccionales que distribuyen la señal en forma radial. Otra buena idea es adquirir un router con puerto USB. Mediante este conector se podrá conectar un pendrive o disco externo mientras que, los archivos allí alojados, se podrán compartir en la red y ser accedidos desde cualquier dispositivo sin necesidad de utilizar un servidor de archivos. Paso a paso para configurar un filtro de seguridad Para configurar el router de la casa se puede comenzar por lo básico, es decir: la seguridad. Para ingresar a la configuración del router deberemos abrir un navegador web y acceder a la siguiente dirección de IP: 192.168.1.1. La misma es común en la mayoría de los routers, sino es así se deberá consultar el manual del mismo. En la sección Wi Fi se podrá cambiar el nombre de la red y asignar una contraseña, es conveniente que la misma conste de al menos ocho caracteres con combinaciones de letras y números. Si queremos algo aún más seguro, se puede configurar un filtrado por MAC. La MAC es una dirección de identificacion que poseen todos los dispositivos que tienen placas Wi Fi. Lo primero que hay que hacer es averiguar las MAC de cada dispositivo de la casa. Si se posee celulares Android, la dirección se podrá rastrear yendo “ajustes – acerca del teléfono – estado” para luego buscar dicha información justo debajo del IMEI. En una computadora con Windows lo más rápido es abrir una terminal (Inicio/Ejecutar/escribir cdm) y luego tipiar ipconfig /all. Una vez que se hayan anotado todas las direcciones MAC de los dispositivos se deberán agregar al listado del router. Una vez finalizado esto solo podrán navegar los dispositivos allí incluidos. Para saber que dispositivos están conectados a la red Wi Fi del hogar se puede recurrir a una pequeña App llamada Fing disponible tanto para Android y iOS. Cuando se abre dicha aplicación se escanerá la red mostrando los celulares y computadoras conectadas junto a la dirección de IP que el router le ha asignado a cada uno de los periféricos. Extender su potencia Otra eventualidad surge cuando ya se dispone de un router Wi Fi y se quiere extender el alcance del mismo para que, por ejemplo, la señal llegue a las habitaciones de la casa. Lo primero que se piensa al respecto es que la solución es adquirir un router más potente. Lo interesante aquí es que se puede gastar mucho menos dinero adquiriendo un repetidor de señal (también llamado router de viaje). Este pequeño dispositivo totalmente inalámbrico se deberá conectar estratégicamente donde la señal del router decaiga. Una vez conectado se deberá configurar el diminuto dispositivo con unos simples pasos. Primero deberemos ingresar a la configuración del mismo conectándonos a él mediante una PC y colocando la dirección IP que figure en el manual. Allí básicamente le diremos dos cosas: que conexión Wi Fi deseamos repetir y cuál es su contraseña. Claro está que si se realizó un filtrado por MAC ahora se debera agregar la dirección del repetidor al router principal. El repetidor se podrá desenchufar sin perder la configuración y trasladarlo a gusto por toda la casa según las necesidades del usuario. Otro dato de importancia es que algunos repetidores suelen incluir uno o dos conectores RJ45 para conectar, por ejemplo, computadoras de escritorio de manera alámbrica.
por Pepe Márquez 3 de marzo de 2022
Como emprendedor, le pones mucho tiempo y energía a tu empresa como para no ganar muchísimo dinero. Lograr que el dinero entre es vital para ti y para los miembros de tu equipo quienes dependen de ti para su sustento. Pero hay ciertas cosas que son más importantes que el dinero e ignorarlas hará que tu dinero no valga para nada. Aquí te dejamos las cinco cosas que deberían tener prioridad en tu día a día, por encima el dinero. 1. Tu fe Esto no se trata de fe religiosa, aunque puede ser parte de. La fe de la que hablo es la que tienes en ti mismo, en tu sueño y en tu negocio. Sin ésta, no importa qué tan bueno pueda ser tu producto o servicio. He visto negocios que pudieron haber cambiado al mundo, destruidos por la duda. A mi casi me pasó. Cuando parece que toda la gente en la que confías te traiciona, es difícil seguir teniendo fe. Pero el momento en el que pierdes la fe en tu negocio, o que crees que tu sueño es demasiado grande o que alguien más pudiera hacerlo mejor, estás muerto. Bien podrías renunciar e ir a trabajar para cualquiera, alguien que sí tenga fe. ¿Prefieres hacer las cosas a tu manera? Entonces tienes que creer en ti mismo y en cada aspecto de tu negocio. Claro que habrá cosas que puedas cambiar, pero lo harás porque crees en lo que haces y quieres hacerlo mejor. 2. Tu salud Como emprendedores pasas todas tus horas despierto pensando en tu negocio, más que cualquier otra persona. Si algo sale mal, tú cargas con la responsabilidad. Esto puede ser peligroso, puede hacerte pensar que, si no estás trabajando todos los días, tu negocio fracasará. Confía en tu gente. Dales la oportunidad de hacer su trabajo y luego ve a hacer el tuyo. Asegúrate de que tu negocio es fuerte. Busca nuevas formas de fortalecerlo. Obtén retroalimentación de tu equipo y pon en marcha un plan. Mientras tanto, vigila lo que comes. Mantén tu peso en cintura, ve al gimnasio o sigue practicando tu deporte favorito. Una mente fuerte y ágil requiere de un cuerpo fuerte y ágil, así que tenlo. No tienes que ser físico-culturista, sólo tener objetivos y alcanzarlos, y luego ponerte nuevos objetivos. Esto te irá entrenando para alcanzar objetivos también en tu negocio. ¿No te sientes bien? Sé proactivo y ve al doctor. Tu negocio te necesita a tu máxima capacidad, y eso implica cuidarte para pensar claramente y liderar a tu equipo hacia el éxito. 3. Tu familia Quieres darles a tus hijos una mejor vida que la que tú tuviste cuando crecías, pero perseguir un dólar más cuando deberías estar en casa podría sacrificar a tu familia. La mayor parte de las personas quieren consentir a su esposa e hijos, pero lo que tu familia realmente quiere es pasar tiempo contigo. Estar ahí para ellos podría implicar levantarte súper temprano para terminar tu trabajo antes de que los demás se despierten. De esa forma, cuando den las 6, ya habrás terminado y estarás listo para regresar a casa con tu familia. Si te pasas toda la noche en la oficina mientras tu familia te espera, no es porque trabajes demasiado, es porque no organizas bien tu tiempo y no pones límites. Cuando organizas tus hábitos y te conviertes en un verdadero trabajador inteligente, ganas más dinero y tienes más tiempo para ti y tu familia. 4. Tus experiencias Vives una sola vez y luego, mueres. Nadie se salva. Pasarte todo el día en la oficina, todos los días, no tiene sentido. Te hiciste tu propio jefe para vivir la vida al máximo, así que vívela. Sé espontáneo. Date oportunidades de viajar. Conoce a una persona famosa que esté en tu ciudad. Podrás impresionar a los demás con tu dinero, pero los recuerdos y las historias de tus experiencias de vida enriquecen realmente y hacen que la gente se interese más por ti. Como bono extra, las experiencias de vida te dan más que buenas historias. Te dan buenas ideas. Cambian la forma en la que vez el mundo. Te sacuden lo suficiente como para tener nuevas formas de resolver problemas. 5. Tu legado Cuando hayas muerto y te hayas ido, tu legado es lo único con lo que se quedará la gente. Puedes dejarle muchísimo dinero a la gente que quieres, pero la persona que fuiste en vida tendrá mucho mayor impacto en ellos. El mismo tiempo y energía que le pones a tu negocio, pónselo a tu legado. Si quieres que te recuerden por tu alegría y valor, tienes que hacer algo más que acumular dinero en el banco. Haz de la gente tu prioridad. Trátalos con amabilidad y compasión. Dona generosamente a las organizaciones que muevan tu corazón. Escucha a las personas que te hablan. Si lo haces, no desearás haberlo hecho diferente. No tendrás miedo de lo que la gente dirá cuando te hayas ido. Sabrás que pusiste a los otros antes que a ti, tanto en tu vida diaria como en tus negocios. Ese es el legado que todos queremos. El dinero facilita cuidar de tu salud, de tu legado y de tu familia. Le abre la puerta a nuevas experiencias y te ayuda a mantener viva tu fe. Sin embargo, el dinero no puede reemplazar ninguna de estas cosas, así que no pongas todas tus expectativas en él. Trabaja duro para tener el suficiente dinero y luego úsalo para vivir una gran vida.
por Pepe Márquez 3 de marzo de 2022
EL PODER DE LOS HÁBITOS El Bucle del Hábito // Cómo actúan los hábitos En la parte más profunda del cerebro, cerca del tronco cerebral –donde el cerebro se una con la columna vertebral-- se encuentran las estructuras más antiguas y primitivas. Controlan nuestras conductas automáticas, como la respiración o el tragar, o el sobresalto que experimentamos cuando aparece alguien detrás de un arbusto. Hacia el centro del cráneo hay una masa de tejido del tamaño de una pelota golf que se parece a lo que vemos en el interior de un pez, reptil o mamífero. Son los GANGLIOS BASALES, un grupo de células de forma ovalada que, durante años, ha sido un gran desconocido para los científicos. La asimilación de secuencias y rutinas depende y se da en los ganglios basales, según indican investigaciones en ratas, diversos mamíferos y en seres humanos. Al construir patrones de conducta y actuar sobre ellos los ganglios basales son esenciales para recordarlos y operarlos de forma automática. Es decir, los ganglios basales almacenan los hábitos dejando al resto del cerebro en reposo o disponible para otras actividades neurológicas. Secuencia y repetición de Acciones => Rutinas => Fragmentaciones => Hábitos El proceso en el que el cerebro convierte una secuencia de acciones en una rutina automática se conoce como “Fragmentación” que es la causa de la formación de hábitos. Hay docenas si no cientos de fragmentos conductuales en los que confiamos diariamente. Los hábitos, según científicos, surgen de un mecanismo del cerebro para ahorrar esfuerzo. Si dejamos que utilice este mecanismo, el cerebro intentará convertir casi toda rutina en un hábito, porque los hábitos le permiten descansar más a menudo. Este instinto de ahorrar energía es una gran ventaja. Un cerebro eficiente no necesitará grandes cantidades de energía, no necesitará tanto espacio, lo cual hace una cabeza más pequeña, lo que a su vez facilita el parto etc… Nuestros ganglios basales han diseñado un sistema inteligente para determinar cuándo pueden actuar nuestros hábitos. Es algo que sucede cada vez que empieza o termina un fragmento de conducta. Los hábitos están definidos por un proceso dentro de nuestro cerebro llamado “Bucle del Hábito” que está formado –en términos generales-- por tres pasos. Primero está la Señal, el detonante que informa a nuestro cerebro que puede poner el piloto automático y el hábito que ha de usar. Luego está la Rutina, que puede ser física, mental o emocional. Por último, está la Recompensa, que ayuda a nuestro cerebro a decidir si vale la pena recordar en el futuro este bucle en particular. El Bucle del Hábito Con el tiempo, este bucle –señal, rutina, recompensa; señal, rutina, recompensa—se va haciendo más y más automático. La señal y la recompensa se superponen hasta que surge un fuerte sentimiento de expectación y deseo que al final acaba formando un hábito. Los hábitos no son el destino, los hábitos se pueden ignorar, cambiar y sustituir. Pero la razón por la que el descubrimiento del bucle del hábito es tan importante es porque revela una verdad básica: cuando emerge un hábito, el cerebro deja de participar activa o planamente en la toma de decisiones, ya no trabaja tanto ni desvía su atención hacia otras tareas. Salvo que se combata deliberadamente un hábito –a través de crear o encontrar nuevas rutinas—el patrón se activará de manera automática. Sin embargo, el mero hecho de comprender cómo actúan los hábitos –aprender la estructura del bucle del hábito—hace más fácil controlarlos. Cuando fragmentamos un hábito en sus componentes, podemos jugar con el cambio de marchas. En diferentes pruebas científicas se probó modificar los patrones de los hábitos y hasta crear nuevos y diferentes hábitos. ¡Pero los hábitos nunca llegan a desaparecer! Quedan grabados en estructuras de nuestro cerebro, lo cual es una ventaja para nosotros ya que no tenemos que reaprender y reaprender por cambios y variación de nuestras actividades. El problema radica en que el cerebro no diferencia entre los buenos y los malos hábitos; por eso, si tenemos uno malo, siempre estará acechando y esperando una señal y su recompensa. El Cerebro Ansioso // Cómo crear nuevos hábitos Claude Hopkins –pionero del marketing y de la ciencia de la conducta (psicología) del consumidor— sentó las bases con las que se pueden cultivar y desarrollar nuevos hábitos; Inicialmente, la psicología humana para adoptar nuevos hábitos entre ellos el consumo de ciertos productos se basa en dos principios: >En primer lugar, encontrar una señal sencilla y evidente. >En segundo lugar, definir claramente la recompensa Este ciclo se retroalimenta para crear poderosos hábitos de vida, consumo, estudio etc. Estos principios ciertamente son un logro, no obstante, resulta que las dos reglas de Hopkins no bastan. Resulta necesaria una tercera regla que ha cumplirse para crear un hábito, una regla tan sutil que el propio Hopkins la utilizó sin estar consciente de ella. ¡Hace falta crear el deseo! Resulta que ese deseo es lo que hace que funcionen las señales y las recompensas. Es lo que alimenta el bucle del hábito y convierte una rutina que no nos suponga ningún esfuerzo. ¿Cómo creas un nuevo hábito de consumo cuando no hay ningún desencadenante para el uso, cuando los consumidores que más lo necesitan no aprecian la recompensa? ¿Por qué distintas recompensas afectan al cerebro de distintas formas? Una forma de identificar un hábito débil es cuando las distracciones funcionan y no hay enfoque en la actividad o en la rutina, sin embargo, una vez que se espera la recompensa las distracciones no tienen ningún atractivo. La expectación y el fuerte deseo son tan intensos que fijan la rutina a nivel cerebral. Esto explica porque son tan poderosos los hábitos: ¡Porque crean deseos neurológicos! La mayoría de las veces estos deseos van apareciendo de forma tan gradual que realmente no somos conscientes de su existencia, por lo tanto, desconocemos su influencia. Pero cuando asociamos las señales a ciertas recompensas, surge un fuerte deseo subconsciente en nuestro cerebro que activa el bucle del hábito. ¡El bucle del hábito empieza a activarse en el momento que surge un deseo! **Ansia-Deseo memorizado Ansiedad/Deseo Así es como se crean nuevos hábitos: uniendo una señal, una rutina y una recompensa, y luego cultivando un fuerte deseo que es el que conduce al hábito. Los científicos han estudiado los cerebros de alcohólicos, fumadores, adictos a la comida, ludópatas y han medido los cambios en su neurología –las estructuras y la circulación de sustancias neuroquímicas dentro de sus cerebros— a medida que se van instaurando los deseos. Dos investigadores de la Universidad de Michigan detallan en una publicación científica que los hábitos especialmente fuertes producen reacciones similares a las adicciones, de modo que “desear se convierte en un ansia obsesiva” que puede obligar a nuestro cerebro a poner en piloto automático, “incluso ante la presencia de fuertes factores disuasorios como perder la reputación, el trabajo, el hogar y la familia. Sin embargo, estos deseos no tienen el control absoluto sobre nosotros, para superar el hábito hemos de reconocer qué ansia está guiando nuestra conducta. Si no somos conscientes de la expectación seremos presa de la fuerza invisible del hábito. Está claro por diversos estudios que una señal y una recompensa no bastan por sí solas, no son suficientes para que se instaure un nuevo hábito, solo cuando el cerebro detona el ansia y la espera de la recompensa –el ansia de endorfinas o el sentimiento de realización personal--. La señal, además de desencadenar una rutina, también ha de desencadenar un fuerte deseo por la recompensa. Los deseos intensos son los que conducen a los hábitos. Y descubrir cómo crear un fuerte deseo hace que crear un nuevo hábito sea más sencillo. Esto es tan cierto hoy en día como lo fue hace casi un siglo. La Regla de Oro para Cambiar los Hábitos // Por qué se produce la transformación Jamás podemos acabar de eliminar las malas costumbres, en su lugar, para cambiar un hábito es necesario conservar la señal y la recompensa de siempre, pero insertar una nueva rutina. Esta es la regla: si usamos la misma señal y proporcionamos la misma recompensa, podemos cambiar la rutina y cambiar el hábito. Casi todas las conductas se pueden transformar si la señal y la recompensa siguen siendo las mismas. Preguntarse qué es lo que desencadena una conducta habitual se denomina “Entrenamiento de consciencia”, es el primer paso en el entrenamiento de inversión de un hábito. La mayoría de nuestros hábitos son tan antiguos que ya no prestamos atención a lo que los ha provocado. Al identificar las señales y las recompensas, podemos cambiar las rutinas, al menos la mayoría de las veces. No obstante, para cambiar algunos hábitos hace falta otro ingrediente: La Convicción. Un ejemplo significativo de cambio de hábitos se encuentra en la propuesta de AA, en donde para AA la creencia en Dios es vital para el cambio, sin embargo, desde el punto de vista de los investigadores del fenómeno de AA, lo que importa no es Dios sino el propio acto de creer. Cuando las personas aprenden a creer en algo, esa habilidad empieza a transmitirse a otros aspectos de la vida, una vez que se comienza a creer es que podemos cambiar. La fe es un ingrediente que hace que el bucle del hábito se convierta en una conducta duradera. La fe parece ser esencial, quizá no sea requisito creer en Dios, pero se necesita la capacidad de creer que las cosas mejorarán. Para el caso de AA lo que realmente puede cambiar las cosa es creer que pueden afrontar esa situación de estrés sin el alcohol. Más allá de la propuesta de AA, en un ámbito de las relaciones grupales, un factor importante es ayudar a la gente para que practique la creencia de que las cosas mejorarán, hasta que realmente suceda así. Hay algo muy poderoso en los grupos y en compartir experiencias. Las personas pueden ser escépticas respecto a su capacidad para cambiar si están solas, pero un grupo las convencerá para corregir su falta de fe. Una comunidad crea fe. En algún momento dentro del grupo echa un vistazo y piensa: “Si a él o ella le ha funcionado, creo que a mí también me funcionará” Cuando las personas se unen a grupos donde el cambio parece viable, el potencial para que éste se produzca es más real. Lo que sí sabemos es que para que los hábitos cambien de manera permanente, la gente ha de estar convencida de que el cambio es posible. El poder de un grupo para enseñar a creer a los demás tiene lugar cada vez que la gente se reúne para ayudarse mutuamente a cambiar. La fe se manifiesta más fácil cuando se produce dentro de una comunidad. En resumen, un hábito no se puede erradicar, sencillamente se ha de sustituir y sabemos que será más maleable cuando se aplica la regla de oro para cambiar los hábitos: mantener la misma señal y la misma recompensa e insertar una nueva rutina. Pero eso no basta, para que el hábito se afiance, hemos de creer que el cambio es posible y normalmente esa creencia sólo surge con la ayuda de un grupo. Es evidente, si queremos cambiar un hábito hemos de hallar una rutina alternativa. Asimismo, las probabilidades de éxito aumentarán espectacularmente cuando exista el compromiso de cambio formando parte de un grupo. Tener fe es esencial, y eso se produce a raíz de una experiencia grupal, aunque esa comunidad sólo se componga de dos personas.
por Marifer Diaz 13 de febrero de 2022
Es uno de los aminoácidos más estudiados y uno de los primeros utilizados por la medicina química por sus buenos efectos terapéuticos. Se utiliza como referencia para evaluar el contenido en aminoácidos esenciales de la dieta, para valorar el valor biológico de las proteínas alimentarias, así como para poner ejemplos de lo que sería una mezcla racional de alimentos completos. También y en sentido peyorativo, ha sido utilizado por los defensores de la alimentación cárnica para explicar las carencias de la alimentación vegetariana y su deficiencia en lisina. Otra aplicación no menos importante de la Lisina es su papel como conductor de ciertos fármacos, facilitando no solamente su absorción sino incluso su biodisponibilidad, o lo que es lo mismo, que el medicamento unido al aminoácido pueda llegar con seguridad al órgano que nos interese. En este sentido, también posee cierta acción de retardo en su eliminación y es capaz de mantener los niveles en sangre del medicamento por más tiempo que si se administra sin él. Un dato que hay que tener en cuenta es que, lo mismo ocurre con otros aminoácidos, si se administra de forma individual puede entrar en competencia con otros y causar carencias, especialmente de la arginina; por eso es normal que los preparados dietéticos contengan ambos ya que así evitan desequilibrios y se potencia la acción de los dos. Sabemos que potencia la acción del ácido acetilsalicílico, que mejora la absorción del calcio y que es protegido por la vitamina C. no debe usarse en dosis mayores de un gramo por día, salvo que lo empleemos para tratar enfermedades muy específicas. Funciones orgánicas: Es un aminoácido esencial en el desarrollo infantil, no tanto a nivel muscular como de estatura, la cual estimula de una manera directa o por su acción indirecta sobre la hormona del crecimiento. En unión a la Carnitina facilita el desarrollo, mejora el apetito, estimula la quema de las grasas corporales y potencia las defensas corporales inespecíficas, especialmente contra los virus. Es indispensable en la producción del colágeno, en el desarrollo muscular y en la producción de la hormona del crecimiento, aunque este último efecto está limitado a los niños y apenas tiene acción en los adultos, aunque exista déficit de la hormona somatotropa. Es vital en la producción de anticuerpos y para combatir las enfermedades virales. Estimula la producción de los jugos gástricos en unión a la carnitina, mejora la fertilidad de los varones unido a la arginina y potencia la memoria juntamente con el ácido glutámico. Activa la síntesis del colágeno en conjunción con la vitamina C y ayuda al hígado en su papel antitóxico. Síntomas carenciales: •Básicamente se centra en los trastornos del crecimiento y la bajada en el nivel de defensas orgánicas. •Trastornos emocionales como irritabilidad, ansiedad, pérdidas de memoria espontáneas, ausencias y hasta esquizofrenia. •Náuseas y vómitos en el embarazo, digestiones lentas y pesadas, falta de acidez gástrica para digerir las proteínas. •Pérdida en la vaina de mielina y tendencia a la esclerosis múltiple. •Imposibilidad de eliminar los metales pesados presentes en el ambiente o los alimentos. •Herpes y alergias a cosméticos y bisutería. •Alopecia. •Vértigos por hipertensión arterial. •En la infancia, enfermedades eruptivas muy intensas.
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